Olvídate de las presentaciones y cautiva al público con este plan de ataque profesional. Después de todo ¿Cuándo fue la última vez que viste a Diego Dreyfus o a Daniel Habif mover masas con unas diapositivas?
- Amplifica tus movimientos. Los movimientos de tus manos son primordiales, pues se asocian a tus palabras tanto en hombres como en mujeres, practícalos en el espejo para que se vean naturales.
- Usa frases pegajosas. Un abogado podría decir que “el fin justifica los medios” o un político que “necesitamos un cambio”. Estas están muy trilladas, por lo que tu misión es buscar refranes, frases o dichos pegajosos que puedan hacer de tu discurso, algo poderoso y significativo.
- Incluye referencias físicas. Si estas comparando productos, sostiene el tuyo con a derecha y la competencia con la otra mano, si hablas de intangibles usa imágenes, o expresiones físicas que se asocien o quieras asociar a dicho concepto, Los materiales de apoyo anclan el conocimiento y eliminan la monotonía de las presentaciones.
- Pregunta. Inserta datos y cuestionamientos impactantes, que pueden resultar cotidianos y hasta “informales” para detonar una presentación más ligera. De esta manera tu público se mostrará más entusiasta y evitarás silencios incómodos evitando que tu audiencia no quiera participar por miedo a ser exhibidos.