Aprendiendo a quejarnos menos…

El reto más grande de todos hasta ahora, al menos para mi.

Los que estamos en casa no podemos (o debemos) quejarnos. Hay personas que les agarró esta pandemia fuera del país,  en los hospitales trabajando o en jornadas de 24 horas en su trabajo, y estar en casa encerrados es lo menos «desagradable» que nos pudo haber tocado.

Y ya nos damos cuenta, que nos quejamos de muchas cosas, no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes y no es demagogia, es una verdad del tamaño de una flatulencia de King Kong, lo que pasa con estas frases que escuchamos 1000 veces y las olvidamos 1100.

Y lo mas importante que tenemos y no debemos de olvidar, son las personas. Decir te quiero, cuídate, etc. (Que seguramente estos días lo hemos dicho mas que en los últimos años) no es cursi, es humano, con esto necesitamos reivindicar el afecto, la ternura y las relaciones con las personas que mas queremos, los que tenemos cerca hoy decirlo y los que están lejos ahí si aprovechar las redes sociales y preguntar por ellos.

Mantente pendiente, hazlas sentir queridas y no te vuelvas quejar de lo que no tienes o puedes, pues llega una pandemia y te lo pone enfrente.

¿Que seguimos aprendiendo del coronavirus? Parte 1

Este momento reflexiono de manera personal algunas cuestione que he estado aprendiendo con esta etapa de confinamiento, esta es la primera:

La vida no es del todo divertida, a veces es triste, dura, inaguantable, insoportable, es una mierda. Algunas personas vivieron guerras, postguerras, pestes, persecuciones, y eso no nos hace mejores ni peores, solo diferentes porque esto es lo que nos ha tocado vivir hoy, muertes, gente en hospitales, encierros y sobre todo la incertidumbre y la inquietud.

La inquietud nos lleva al desanimo, el desanimo a la preocupación, la preocupación al  miedo, el miedo al pánico y el pánico a la desesperanza, y eso es lo que no podemos dejar que pase, ¿Por qué? Porque saldremos adelante.

Me gustaría pensar que mas fortalecidos, pues decirlo es poderoso, pero no se si saldremos fortalecidos de esto, pues habrá personas que no tendrán trabajo, sin una madre, padre o hermano, pero saldremos pues creo que esto no es un pozo, sino un túnel, que entras y no sabes cuando no cómo saldrás pero de que sales, sales.

Así que debemos aprender a ser más optimistas, informarnos y trabajar en nosotros mismos desde dentro para lograr «ver la luz» al final del túnel.

 

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